Luego de hacer un análisis de los twitts y post de los políticos más criticados en las redes sociales, nos dimos a la tarea de enlistar estos tips para que nuestros apreciados funcionarios públicos no sufran la burla implacable de los internautas más informados. Se trata, tomen nota, de lo que “no” deben hacer.
1. Descuidar a tus hijos, amigos y colaboradores.- Si alguien cercano a un político comete un error, el funcionario aparecerá ante todos como el responsable y luego tendrá que pedir disculpas. Así es que más vale que los asesores en redes sociales vigilen muy bien las cuentas de los allegados o los funcionarios pagarán los platos rotos.
2. Hablar de lo que se desconoce.- Si usted, lector, está asesorando a algún candidato, hágale saber que “calladito” se ve más bonito. Sale mejor librado quien se hace a un lado en las discusiones cuyo tema desconoce, que quien intenta dárselas de muy erudito. El error extremo, imperdonable, es aquel en el que se demuestra la ignorancia propia al burlarnos de la ajena. Es una regla de sentido común, pero algunos insisten en competir con miembros de la farándula en eso de las pifias.
3. Hacer twittcams sin verificar la velocidad de conexión.- Sucede que algunos políticos anuncian con “bombo y platillo” que transmitirán en vivo y en directo por Twittcam, y a la hora de la hora los aparatos y la conexión nada más no les funcionan. Y todavía culpan a “la gente externa” que les hizo el numerito. Es mejor checar que la infraestructura se porte como un manso cordero.
4. Inventar perfiles “pirata”.- Los internautas no son descerebrados y se dan cuenta muy bien cuando un político se inventa cientos o miles de cuentas para formar escuadrones de acarreados virtuales. Más vale no perder un elector que ganar miles de seguidores falsos. Y si no nos creen, pregunten allá por el estado de México.
5. Encargar la administración de la cuenta al compadre, al sobrino o al que no cobra.- Cuidado, a algunos funcionarios o candidatos, por ahorrarse unos pesos, se les ocurre que cualquiera puede twittear o escribir en Facebook. Estos “asesores” expres harán todo por defenderlos, pero lo harán muy mal y con fatales consecuencias, como las que sufrió una tal Mendicuti, cuyo asesor tiene un vocabulario de 10 palabras, y 9 son groserías.
6. Insultar a sus críticos.- Hay personajes políticos que trasladan su intolerancia ante el adversario hasta el mundo virtual. No soportan críticas de nadie y lo primero que se les ocurre en estos escenarios es insultar al “prójimo twittero”. Con esto sólo demuestran lo corto de sus ideas. Pero no sigamos más con este punto porque el señor Noroña se enoja.
7. Cometer faltas de ortografía.- Algunos políticos podrán decir que su “Black” no tiene acentos, pero aquí les informamos que todos esos smartphones tienen un diccionario que bien valdría la pena usar. Si lo que hace falta es todo un curso de ortografía y redacción, tómense el tiempo, al fin que el dinero lo tienen.
8. Twittear en lugar de trabajar.- Hay servidores públicos que en lugar de cumplirle a la Nación con un buen desempeño, están todo el día pegados a su “Black”, de tal manera que se convierten en una especie de “spam” viviente que nos recuerda hasta la fecha en que un músico del siglo XVI comenzó a gatear. Sólo basta mirar hacia la Secretaría del Trabajo o hacia los curules de este país.
9. Twittear y postear sólo en campaña.- Hay quien en la redes sociales hace lo mismo que en la vida “real”: después de pedir el voto de la gente y ganar o perder la elección, se los “traga la tierra”, nunca más vuelven a su cuenta de Facebook o Twitter. Es el caso de alguien de color azul que fue derrotado en el estado de México. Bravo… por los que siguen twitteando.
10. Enseñar sus “miserias”.- Las redes sociales son un espacio libre para que cada quien haga lo que mejor le plazca con sus cuentas, pero los personajes públicos están expuestos a toda clase de críticas. Si un “dedazo” es motivo de escarnio social, ¿imagínese lo que pasará con un político que enseña lo que nadie quiere ver? En esto, los legisladores gringos tienen buenos ejemplos para no seguir.
11. Cerrar la cuenta después de la pifia.- No huyan. Si el político ya “la regó”, como quien dice, es mejor poner cara de arrepentimiento y aprendizaje en lugar de salir corriendo. Si el funcionario le va a entrar a esto de las redes sociales, debe estar consciente de que las burlas están a la orden del día y que, ante cualquier error, los críticos saldrán de todos lados.
Con estos consejos esperamos que la honorable comunidad política no sea más víctima del escarnio público-virtual.
Vía: Vertigo
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